fuego
Montag es el nombre
del protagonista de la historia. Trabaja como bombero. Su función no
es apagar incendios, sino provocarlos. En lugar de extintores emplean
lanzallamas, porque su trabajo consiste en quemar libros, en reducir
a cenizas hasta la última página impresa que caiga en sus manos.
Son una nueva clase de policía política, consagrada a la
destrucción del patrimonio literario de la humanidad. Los bomberos
de Farenheit 451 vendrían a ser hoy nuestras estrellas mediáticas.
Los voceros del sistema. Ellos, son a golpe de talón, los que se
encargan de atontar a las masas. Ya no sirve la tan manida
justificación de que el espectador siempre puede dejar el mando
sobre la mesa y coger un libro de Proust. Con el sistema educativo
que tenemos, ¿pretenden que nos creamos esta opción como
alternativa posible? En alguna medida todos somos corresponsables de
lo que esta ocurriendo, pero sin duda alguna los son mucho más
aquellos que han tenido la oportunidad de elegir, y sin embargo, han
optado por el papelde bufones del reino. Divertir y embrutecer con el
fin de anular. El pan y circo de ayer son hoy la televisión y el
fútbol.
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