Omar Khayyam

¿Por qué vendes tu vino, mercader?
¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?
¿Dinero? … ¿Y qué puede darte el dinero?
¿Poder? … ¿Pues no eres el dueño del mundo
cuando tienes en tus manos una copa?
¿Riqueza? … ¿Hay alguien más rico que tú,
que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños?
¿Amor? … ¿No sientes arder la sangre en tus venas
cuando la copa besa tus labios;
no son los besos del vino tan dulces
como los más ardorosos de la hurí?
Pues si todo lo tienes en el vino,
dime mercader: ¿por qué lo vendes?
Poeta, porque haciendo llegar a todos mi vino,
doy poder, riquezas, sueños, amor…;
porque cuando estrechas en tus brazos a la amada,
me recuerdas;
porque cuando quieres desear felicidad al amigo,
levantas tu copa;
porque Dios cuando bendijo el agua la trasformó en vino,
y porque cuando bendijo el vino se trasformó en sangre…
Si te ofrezco mi vino, poeta…
¡No me llames mercader!



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