ahora


ahora que ya no podemos disimular
el aspecto andrajoso de los metecos
ahora que sabemos que nunca podremos recuperar
los jardinesperdidos
ahora que hemos esquivado muchas veces
la sensata línea recta

ahora que entendemos que miles de caminos
a menudo no llevan a ninguna parte
ahora que conocemos decepcionados
todos los límites de la libertad
ahora que tenemos el corazón llego de heridas incurables
y algunas hiroshimas

ahora que hemos visto y vuelto a ver con rabia
la servidumbre de los reyes
ahora que no tenemos diecisiete años
y nuestros hijos tienen más de veinte
ahora que hemos descubierto el precio valioso
del tiempo de vivir

antes que no sea demasiado tarde
desempolvamos la tarjeta de visita
que un día nos enviara el Mediterráneo
y continuemos soñando despiertos con bahías
o alejandrías imposibles
mientras reivindicamos obstinadamente sobre la hamaca
el derecho a la pereza
improvisemos todavía una nueva canción para ella
o un viaje con ella
o pasmémonos una vez más
con sus gestos que nos desarman
y creamos sin nombrarlas
que dentro del mundo todavía hay sitio
para la revolución o la esperanza


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